Situada en la frontera con Francia y a orillas del mar Mediterráneo, Cataluña acoge en su interior una gran variedad de paisajes, ciudades y pueblos en los que el tiempo parece haberse detenido para sorprender al viajero con rincones repletos de historia y cultura, en un marco incomparable. Si tu eres de los que prefieren conocer el encanto de las pequeñas localidades alejadas del barullo de la ciudad, aquí va nuestra lista de pueblos catalanes que bien merecen una escapada.

1. Tossa de Mar: un castillo costero domina la playa y el horizonte y te conquista, incluso antes de pisar esta localidad. Al igual que lo hace su poderosa fortificación y la óptima conservación de su parte antigua, una explosión de calles empedradas y adornadas con arbolillos y enredaderas. Además, sus playas y calas te permitirán soñar despierto.

2. Peratalllada: aúna en pocas callejuelas la hermosísima arquitectura de la que hace gala todo el Bajo Ampurdán. Es decir: casas de piedra, callejones que parecen directamente esculpidos en las rocas y pequeños arcos que invitan a colarse y a buscar aventuras medievales en cada esquina. ¡Un viaje perfecto al pasado!

3. Rupit i Pruit: es una de las mecas del dominguerismo barcelonés, pero sobre todo es un viaje al medievo. Situado en lo alto de un cerro, guarda dentro un conjunto artístico y románico cubierto de calles de pizarra y balcones floreados. Además, si te acercas hasta alguno de sus miradores, las vistas conseguirán dejarte con la boca abierta.

4. Miravet: situado en una abrupta colina en pleno meandro del Ebro. Básicamente, el municipio es lo que hay entre su castillo y la orilla del río. La fortaleza, que domina la localidad, conserva el estilo islámico de su origen, el aporte bizantino y el definitivo cisterciense cuando se consolidó como castillo-convento. Un pueblo que desafía la gravedad, y que merece más de una escapada.

5. Calella de Palafrugell: uno de los rincones más bonitos del litoral de Cataluña. Esta localidad observa al viajero con un hermoso cuadro donde arquitectura, naturaleza y belleza crean un marco inigualable. Las coloridas embarcaciones de los pescadores contagian la tranquilidad de las aguas cristalinas que se funden a lo lejos con las montañas.

6. Pals: una de las joyas medievales de Cataluña, está situado en pleno corazón de la Costa Brava. Es la imagen de una vieja postal que aún se conserva. La antigua ciudad te transporta de inmediato al medievo  y está hecha para camiar, para perderse en sus cuestas tortuosas, para recorrerla hasta su cima y allí disfrutar, maravillado, del panorama.

7. Cadaqués: una bahía con un puerto blanco, barcas que se mecen al compás del Mediterráneo y la vista vertiginosa de tejados naranjas sobre un cielo azul, hacen de este lugar un recuerdo imborrable. Todo en él está a pequeña escala, pero esconde dentro una grandeza enorme. Tanto que inspiró a uno de los artistas más importantes de todos los tiempos: Salvador Dalí. Si te escapas hasta allí, lo entenderás al instante.

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